El cortaúñas es una de las cosas más molonas que he descubierto este verano.
ANTES DE CONTINUAR ME GUSTARÍA RECORDAR A ISAAC ASIMOV, SUS LEYES DE LA ROBOTICA NOS SALVARÁN DE MORIR EN MANOS DE AIBO. OS LAS RECUERDO:
1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Proyectos veraniegos:
-Acabarme “Estados Fallidos” (bastante improbable)
-Casarme con Margaret Thatcher
-O follármela
Estoy en un pueblo mediterráneo, dedicado al turismo inglés de clase media baja, centrándose en acoger a familias nucleares. También hay pijos de Madrid y lugares como esos, pero no cuentan. Caminaba, tranquilo, y vi a un imitador de Elvis en un pub, mientras un camarero mayor, fuerte, con bigote y, seguramente gayer, bailaba mientras la gente de las mesas movía la cabeza siguiendo los berridos fruto de la falta de fuelle del hombre en el traje blanco (capa incluida; lentejuelas, también). Luego me voy a un lugar, subo unas escaleras, una cani de 15 años se mete con mi madre, el sitio debe molar. Chavales jugando a la play, otros pinchando house, otros jugando al futbolín. Me pido un Gintonic. Hablo con el camarero. Viene un tipo, bebe, no quiere pagar, el camarero llama a la Guardia Civil (picoletos los llamaba en ese momento), paga un amigo del tipo, desaparece el tipo y la Guardia Civil no hace acto de presencia. Llevo tres gintonics, me presentan a un camello. Se llama como yo. Ahora tengo su móvil. Me fumo un porro. Me voy. Cojo la bici. Y estoy a 2000 años luz de casa. Pero antes del porro también. Elvis era marciano. Su imitador, de Plutón.
Bien: unas vacaciones de las que molan. ¿Era bueno el chocolate? Ahora, lo de la Thatcher, tanto en opción 1 como en opción 2, acojona. Será el canuto.
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