viernes, 29 de enero de 2010

La canción de Alexandros

Hoy se me ha aparecido Alejandro Magno al abrir la nevera. Para mucha gente esta sería una situación bastante extraña, pero estoy acostumbrado a este tipo de cosas raras. Era un Alejandro en miniatura, de la altura del yogur de frutos del bosque. Ha levantado el escudo y en este se veía la hora. Era un escudo Casio. No ha dicho nada, tan sólo se ha quedado allí, en posición defensiva, con el escudo-reloj guareciéndole mientras que con la otra mano sostenía su espada. He cogido el quinto (motivo por el cual había acudido al frigorífico) y he cerrado la nevera. Por lo menos Alejandro no morirá de inanición.

Por otro lado, me encata la palabra Escohotado. Y si algún listillo se atreve a decir que es un apellido, le recuerdo que un apellido también es una palabra. Fastidiate Flanders.

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