lunes, 26 de abril de 2010

La canción del comité

La verdad es que no sabes nunca como afrontar un reto del comité. El comité vive en mi cerebro y está formado por pequeños seres azules, que no se parecen en nada a los pitufos. Es el encargado de hacerme pensar y los tipillos lo hacen mediante unos botones. El problema es que esta todo el día dándole al Juanito Andador y no acaban de atinar. No me quejo. Solamente es un hecho. Conozco la existencia del comité desde siempre, pero antes no se lo explicaba a nadie, por miedo a que pensasen que estaba chalado o algo así. Hoy en día, como todos dudan de mi cordura, lo digo sin ningún tipo de problema. El comité hoy está tranquilo. Se han puesto un recopilatorio de Teenage Funclub que les compré las últimas navidades y creo que alguno se está haciendo un porrillo, tranquilamente y tal. Me miro al espejo y veo como por el mínimo espacio entre la cuenca del ojo y el ojo sale un humillo marihuanero. Son majos, los seres azules que viven en mi cabeza, pero a veces la han liado parda. Como el día aquel con 11 años que me hicieron abrazar a mi bisabuela y a la vez meterme los dedos para vomitarle encima. ¡Asqueroso! Les pregunté de que iban, y se veía que había nacido un nuevo ser y que mientras el resto dormían la siesta (ahora entiendo esas horas y horas empanado mirando a la pared, con la mente en blanco) se puso a tocar botoncicos. Para vengarme cogí un palillo de esos para limpiarte las orejas, lo metí dentro, dentro, dentro, hacia las profundidades del cráneo y, golpee a uno de los seres azules hasta la muerte. Desde entonces me respetan más.

Bueno, me voy, que me obligan a ir a correr hasta el Park Güell y plantarle un beso en la frente al dragoncito ese de colorines.

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